La cena... (Cont. Priv.)

[Sophie]

Sophie da un largo suspiro una vez que entran al hotel, pues habían caminado bastante y no había sentido cansancio hasta que se detuvo. Soltó la mano del joven para poder ir al frente y pedir las llaves de su habitación al señor del recibidor. Una vez con ellas, regresó con Milo, escuchando su comentario sobre que el hotel seguramente sería aburrido.
- Sí, eso puede parecer - Comenzó a hablar con una pequeña sonrisa - Pero me gusta bastante porque se puede dormir muy a gusto y es tranquilo - Terminó sonriendo más ampliamente, pues tal vez al chico le gustaran las cosas más ruidosas; a ella no le molestaban, pero a veces llegaban a estresarla un poco - Ah, claro, sólo sígueme - Dijo en cuanto escuchó que él no conocía el lugar.
A decir verdad, a ella también se le había hecho algo difícil el conocer todo el hotel, ya que era bastante amplio. Recordaba haber dado muchas vueltas antes de poder encontrar su habitación, el primer día que llegó a la ciudad.
Comenzó a caminar hacia el elevador, el cual estaba al final de un pasillo bastante sofisticado a primera vista.

[Milo]

Fue un alivio que Sophie no se molestara porque dijera que el hotel me parecía aburrido. De todas formas, eso a ella no le importaba demasiado pues al parecer valoraba bastante la tranquilidad. Bien pensado eso tiene bastante sentido en un sitio donde vas a dormir.
Después de que agarrara las llaves del recepcionista volvió conmigo y juntos re-emprendimos el camino hacia un ascensor. Mientras andaba revisaba la estancia con la mirada, asombrándome de lo hermosa que era la decoración.

-Dime una cosa Sophie ¿tú eres rica? -Pregunté sin tapujos -Este hotel parece bastante caro para una chica tan joven como tú así que... o trabajas mucho o lo pagan tus padres ¿no?

Miré con curiosidad el rostro de la humana esperando su respuesta y pulsé el botón que abrió las puertas del ascensor. Entré primero aunque no tenía la menor idea del piso al que iríamos.

[Sophie]

Al estar caminando por el hotel, notó como Milo lo miraba un tanto asombrado. Claro, no era un hotel tan barato después de todo, así que... tal vez no mucha gente estaría acostumbrada a lugares así; ella sentía como si fuera parte de esa gente.
Se sorprendió un poco al escuchar la pregunta del chico, pero después sonrio levemente.
- Oh, bueno - Comenzó a hablar tranquilamente - Mis "padres" lo pagaban al principio todo, a pesar de lo costoso que pudiera ser, pero una vez que comencé a trabajar he pagado la mitad para no ser una carga; a decir verdad, no estoy acostumbrada a lugares así - Respondió sonriendo más ampliamente, entrando al ascensor después de Milo, pulsando en botón con el número 4. La habitación no estaba tan alta y eso le parecía bien, pues no le gustaba la idea de estar tan arriba.

[Milo]

Entonces Sophie ni era rica ni una mantenida, o al menos no del todo. Ella costeaba la mitad de lo que costaba la estancia en este hotel trabajando y el resto lo hacían sus padres. Sin duda eso tenía mucho más sentido para una chica de su (aparente) edad.

-Entonces trabajas... ¿y a que te dedicas? -Pregunté curioso -Seguro que en tu empleo tu amabilidad juega un papel muy importante. Seguro que eres... -Me rasqué el mentón observando a la muchacha imaginando distintas posibilidades -...tu debes ser cuidadora de niños pequeños o quizás azafata o camarera. Seguro que tienes un trabajo así.

La puerta del ascensor volvió a abrirse en la planta cuarta. Delante nuestro quedaba un pasillo larguísimo con una decoración parecida a la que había en la planta baja. Incapaz de saber cual sería la habitación de Sophie me agarré una vez más a su mano y esperé a que ella me guiara.

[Sophie]

Cuando se abrió la puerta del elevador, suspiró calmadamente, un poco ansiosa por ya llegar a su cuarto de hotel; menos mal que lo había arreglado en la mañana, pues sino sería algo vergonzoso.
- Yo soy camarera - Contestó sonriente a la pregunta de Milo, pues si que se había acercado bastante adivinando - Y pues, siempre intento ser amable con todos, aunque no sea en el trabajo - Dijo comenzando a caminar en cuanto sintió la mano de Milo tomar la suya, seguramente por no conocer el lugar.
Caminó por algún tiempo hasta llegar a una de las habitaciones que estaban un poco alejadas del elevador. La puerta estaba decorada con el número 172, un número no tan grande pues la habitaciones, al ser bastante amplias, eran separadas con conciencia.
- Aquí es - Avisó una vez estando frente a la puerta, tomando la llave que la abriría e insertándola en la cerradura.
Abrió la puerta con cuidado, pues se encontraba oscuro en ese momento. Encendió la luz cuando encontró en interruptor, dejando ver una bonita habitación típica de hotel, con sencillas decoraciones, pero que le hacían ver bastante agradable.

[Milo]

Mi actitud infantil salió a relucir en el momento en el que Sophie abrió la puerta de su habitación. Pues como cualquiera que llega a una habitación de hotel salí corriendo hacia su interior y salté sobre la cama. Boté y reboté unos segundos comprobando la dureza del colchón y cuando lo creí suficiente di un ultimo salto para aterrizar en el suelo enmoquetado de la habitación.

-Sí, el hotel es bueno -Acabé diciendo bien sonriente.

Yo tenía la extraña teoría de que la calidad del hotel no se medía en estrellas sino en lo blanditos que están los colchones de sus habitaciones y por ese baremo este hotel era de los mejores.

[Sophie]

Se sorprendió un poco cuando de pronto Milo se puso a botar sobre el colchón de la cama, pues jamás pensó que haría algo así. No le molestó, más bien, le causó un poco de gracia pues recordaba que ella hacía lo mismo cuando era pequeña. Y justamente lo había hecho al llegar al hotel, pues quería ver si podría dormir bien. Cerró la puerta de la habitación con cuidado.
- ¿Lo has sabido por el colchón? - Preguntó con una sonrisa alegre, mirando al chico ponerse de pie en cuando acabó de "revisar" la cama.
Miró por unos segundos a Milo, después se acordó a lo que habían venido, pues su estómago habló de nuevo por ella. Sintió sus mejillas arder nuevamente, posando su mano sobre su estómago, esperando que no volviera a pasar.
- Lo siento - Se disculpó avergonzada, bajando un poco la mirada. Tal vez ella había olvidado por un momento su hambre, pero, por lo visto, sus sentidos no.

[Milo]

Asentí fervientemente con la pregunta de mi amiga. Por supuesto que supe que el hotel era de categoría por el colchón. Si la gente viene a lugares como éste es para dormir y un colchón bien mullidito como éste es sinónimo de descanso.
Abrí mi boca a punto de darle un largo y disparatado discurso sobre como las camas determinan por si solas la calidad de las posadas pero antes de que pudiera decir palabra alguna fue su estomago el que habló. Yo me eché a reír muy divertido pero ella volvió a apenarse.

-Vamos, no te disculpes por ésto. Ésta claro que ese tipo de sonidos no se pueden controlar -Dije quitando toda importancia -Además, los rugidos de panza en el fondo son adorables, es como un suave ronroneo que te sale de las tripas para decir que tienes hambre -Dije poniéndome extrañamente poético -La culpa es mía por no haber empezado a hacer la cena, pero pienso arreglarlo ahora mismo.

Dicho y hecho. No dije una palabra mas y me dirigí rápidamente a la pequeña cocina de la habitación. Solo me bastó un pequeño vistazo a la nevera para darme cuenta de que la lasaña boloñesa tal vez era un plato demasiado pretencioso para esta humilde cocina de hotel.

-No tengo orégano, no tengo parmesano y sobretodo no tengo pasta de lasaña... -Anuncié ciertamente desanimado -Me temo que hoy no voy a poderte cocinar mi especialidad -Volví a mirar el contenido de la nevera buscando algún otro plato que pudiera hacer con lo que sí disponía -Esto... ¿te gustan los espaguetis carbonara? Sé que no es una lasaña pero al menos tardaré menos en prepararla y tenemos todos los ingredientes.

[Sophie]

Rió levemente al escuchar las opiniones de Milo sobre los rugidos de estómago, quitándose así la vergüenza. Lo miró por unos segundos hasta que él comenzó a buscar los ingredientes, los cuales no había todos. Se sintió un poco decepcionada al escucharlo, pues creía que ya no iba a poder probar su cocina, pero sonrió cuando escuchó lo del espagueti.
- ¡Claro! - Respondió algo apresuradamente, pues en verdad le encantaba probar cosas nuevas, y más si las cocinaba un amigo - Eso se oye muy bien - Opinó sinceramente.
Se acercó al chico y miró la nevera con curiosidad, esperando que por lo menos, pudiera ser suficiente para él, así podría probar el plato.

[Milo]

Sonreí con verdadero alivio cuando Sophie dijo que los espaguetis le sonaban bien. Antes había pecado de confiado al decirle con tanta alegría que le prepararía la mejor lasaña del mundo sin saber si dispondría de todos los ingredientes, pero afortunadamente había conseguido encontrar otro plato que también apetecía a la humana.

-No te arrepentirás, los espagueti también se me dan muy bien -Comenté intentando contagiar mi felicidad a la humana.

Me puse a toda prisa a cocinar y en menos de un segundo ya tenía todos los bártulos a mi disposición. Al fuego había una olla llena de agua con una pizca de sal y los espaguetis dentro de ella. A un lado estaba yo cortando con gran precisión cebolla y bacon en pequeñas tiras.

-Oye Sophie, ya que yo estoy ocupado cocinando... ¿podrías hacerme el favor de poner tú la mesa?

[Sophie]

Se quedó perpleja al ver cómo hacía todo Milo, pues se notaba que sabía bastante y eso le cayó por sorpesa, a pesar de que él ya le había dicho de su cocina. Parpadeó varias veces hasta que se dio cuenta de que él había hablado. Se sintió algo avergonzada, pues ella sólo estaba mirando.
- Claro, yo me ocupo de eso - Respondió con una sonrisa, dejando ver cómo se sentía de alegre.
Caminó hasta los estantes que estaban arriba. Abrió uno de ellos y sacó unos cuantos platos, pero no demasiados para no caerse por el peso. Fue hasta la mesa y los acomodó cuidadosamente. La mesa no era muy grande, era redonda, máximo para cuatro personas, pero eso era normal para un cuarto de hotel.
Así tardó varios minutos, terminando de acomodar todo de una manera ordenada. Suspiró satisfecha en cuanto se dio cuenta que había terminado ya. Giró para observar al chico, preguntándose si él ya había terminado con lo suyo.

[Milo]

Mientras Sophie se encargaba de preparar la mesa yo seguí concentrado preparando este exquisito plato. Tenía hambre y eso se podía notar en mi manera de cocinar pues mis ojos miraban la comida con un amor realmente especial.
Acabar de preparar los espaguetis me llevó unos diez minutos más para entonces la mesa ya estaba puesta y Sophie esperaba en silencio.

-Siento si he tardado mucho -Sonreí con algo de culpabilidad.

Agarré la olla con los espegueti a la carbonara y la llevé directamente a la mesa. Allí serví el plato de Sophie e inmediatamente después él mío. Alegre por tener de una vez algo de comida que llevarse a la boca di un salto alegre con el que me senté en mi silla. Miré el plato que yo mismo había preparado y luego lo olisqueé.

-Mmm huele delicioso...

[Sophie]

Una vez servido todo y con ambos en la mesa, Sophie se dedicó a sonreír abiertamente. La comida olía realmente bien, tal vez por el hambre, pero estaba segura de que sabría delicioso. Dio un suspiro satisfecho después de oler un poco el plato frente a ella, el cual sólo le causaba más hambre.
- Sí - Se limitó a contestar la opinió de Milo - Estoy segura de que sabe muy bien - Dijo sinceramente con una sonrisa.
Tomó el tenedor que estaba junto a ella para comenzar a comer. Enrolló unos cuantos espaguetis en el cubierto y se los llevó a la boca, segura de que si no lo hacía su estómago sonaría de nuevo.
Se mantuvo en silencio los segundos que tardó en tragar el bocado. Miró a Milo después de eso con una expresión sorprendida.
- Sabe excelente, Milo - Opinó con los ojos brillosos, pues estaba muy alegre de al fin poder comer y además probar algo tan bueno.

[Milo]

Esperé pacientemente a que la humana diera el primer bocado a mis espagueti. Yo ya sabía que estaban ricos porque olían de maravilla y porque además este plato es sencillo y nunca me salía mal, pero de todos modos necesitaba escuchar la aprobación de Sophie. Ella era de las pocas amigas que tenía y por eso yo quería complacerle en cualquier cosa que hiciera.
Solo pude volver a sonreír al escuchar las palabras de elogio de la encantadora humana y... una vez sabía que todo estaba en orden, yo también pude empezar a comer.
Mis modales a la hora de comer no eran los mejores pues tengo la costumbre de comer como si alguien me fuera a robar el plato. Llevándome una gran cantidad de comida con cada bocado y masticando lo justo para que luego pueda tragármelo. Siendo así, es normal que acabara de comer mucho antes que Sophie y cuando eso pasó solo hinqué los codos en la mesa y me puse a contemplar a la joven pensando que eso sería mucho mas respetuoso que marcharme corriendo de la mesa y dejarla allí sola.

[Sophie]

Calmadamente comía su plato con buenos modales. Estaba tan concentrada en la comida que no notó cuando Milo terminó de comer. Ella, simplemente, seguía con lo suyo, pues el espagueti estaba realmente sabroso, tal vez el mejor que hubiera comido antes. Sonrió levemente al pensar en eso, al parecer por ser lo que en realidad sentía.
Alzó un poco la mirada y se dio cuenta de que Milo la estaba mirando. Se sintió un poco extraña, pensando que tal vez se había manchado sin querer con algo.
- ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? – Preguntó algo seria, alzando la mano para tocarse la mejilla y comprobar así si tenía algo.
Le ponía un poco nerviosa que la miraran así, por lo que estaba dispuesta a limpiarse en cuanto descubriera con qué se había manchado.

[Milo]

Sonreí divertido al darme cuenta de lo preocupada que estaba Sophie por pensar que tenía el rostro manchado con la comida. Podía haber sido malo y fingir una mancha para verla sonrojarse más, pero lo mejor era ser sincero.

-No tienes ninguna mancha Sophie -Le dediqué una sonrisa tierna para que dejara de preocuparse -Solo te miro porque... bueno, a decir verdad no sé porque -Reí yo mismo -Supongo que me sorprende ver a alguien comer de forma tan educada unos simples espagueti.

Aunque la humana se hubiera extrañado de que la mirara eso no me pareció un motivo para dejar de hacerlo. A mi modo de ver, mirar a alguien no era nada malo y además, yo lo hacia con admiración pues me maravillaba la forma en que la humana degustaba mi plato.

[Sophie]

Sophie se sintió calmada al escuchar que Milo le dijo que no tenía algo en el rostro. Suspiró levemente, pero antes de continuar con su comida, quiso responder a lo que dijo el chico. Creía que era normal lo que él hacía, no le encontraba lo malo, pero el simple hecho de saber que la miran le hacía ponerse un poco tensa. Probablemente fuera algo de ella, pero no podía evitarlo.
- Sí, creo que es normal que te guste ver cómo disfrutan tu comida - Opinó con una sonrisa agradable - Aunque... dsde siempre me ha puesto nerviosa que me miren tan fijamente - Admitió mientras un leve color carmín se apoderó de sus mejillas.
Decidió continuar comiendo; ya le faltaba poco y no quería desperdiciar nada. Ella cocinaba, pero no creía que tan bien como Milo, pues ella aún se sentía una principiante.

[Milo]

Me sonrojé un poco escuchando que la humana se ponía nerviosa si la miraban fijamente. Yo no quería ponerla nerviosa, es verdad que sentía curiosidad por verla pero no era mi intención incomodarla. Desvié mi vista hacia un lado y aproveché para repasar con la mirada la habitación.
Observando con mas detalle la estancia y de paso curioseando alguna de las pocas pertenencias que Sophie había dejado a la vista. Ésta era una habitación de hotel así que era normal que la habitación no dijera demasiado de su dueña, pero siendo un lugar tan pulcro y agradable, lo poco que decía eran cosas buenas.
Para cuando volví a mirar a mi amiga, ésta ya había terminado con su plato.

-Espero que te haya gustado, quizás en otra ocasión sí que pueda cocinarte la lasaña que te prometí -Sonreí contento -¿Que harás ahora que ya has cenado, Sophie?

[Sophie]

Terminó el plato más rápido de lo que esperaba, seguramente por lo bueno que era. Por lo visto, no se cansaba de pensar eso. Una vez que terminó, miró a Milo, el cual se encontraba mirando la habitación, eso no le molestaba, simplemente volvió la mirada al plato por unos segundos, para darse cuenta después que el chico la volvió a mirar.
- Sí, será para otra ocasión - Respondió las palabras del chico - ¿Qué haré? - Repitió parpadeando levemente, pues no se había puesto a pensar en eso.
Miró hacia el techo pensativa, pensando en qué podría hacer ahora. Siempre se dormía temprano por el aburrimiento, no tenía nada que hacer en el hotel, ni siquiera podía platicar con alguien pues siempre todos estaban ocupados con sus cosas. Pero... ¡ah! De pronto se le ocurrió algo que tal vez no fuera tan aburrido.
- A decir verdad, no lo sé... pero - Comenzó con un tono calmado - Si quieres, podemos ver una película... ésta habitación tiene muchas, todas dejadas por el hotel - Dijo con un poco más de entusiasmo, tal vez porque no quería tener que dormir tan temprano.

[Milo]

-¿Una pelicula? ¡Genial!

Me levanté entusiasmado de mi asiento y salí disparado hasta el sofá lanzándome encima de él y botando un par de veces antes de sentarme de una forma... mas civilizada. No es que quisiera comprobar la calidad del sofá, es solo que me emocionó que ahora vería una película con Sophie.
Cuando le pregunté que haría ahora me excluí del plan porque pensé que después de comer me echaría de su cuarto. Pero por lo visto la muchacha esa opción ni se la planteaba y eso eran unas estupendas noticias para mi.

-¿Que película vamos a ver Sophie? A mi me gustaría que fuera muy divertida, que sea graciosa pero que tenga también acción ¡Oh! y que también tenga animales, me gustan mucho las películas con animales.

[Sophie]

Sophie no pudo evitar sonreír ampliamente al ver a Milo tan emocionado, además, le agradara que hubiera aceptado. Últimamente se sentía muy solitaria, y eso no le gustaba para nada; le recordaba que no tenía una familia realmente. Pero en ese momento no debía de pensar en eso, no quería mostrar su soledad interior, pues siempre intentaba mostrar una sonrisa, pese a que por dentro pensara en cosas no muy agradables.
Se levantó de su asiento, recogió los platos con calma y cuidado para no dejarlos caer. Los llevó hasta el fregadero y rápidamente los metió en el lavavajillas. Para no tener que esperar a que terminara la máquina, decidió lavarse las manos y voltear hacia donde estaba Milo.
- Ya veo, pues bien, puedes elegir la película que quieres de allá – Dijo sonriéndole amablemente, señalándole con la mirada un pequeño librero no más alto que ella. Ella también estaba muy entusiasmada, pero se controlaba un poco.
Se acercó al sofá después de hablar, esperando que el chico eligiera la película que quería ver.

[Milo]

Tenía cierta esperanza en que Sophie se apiadara de mi y eligiera una buena película en mi lugar, pero eso no sucedió. Me dijo que eligiera la que quisiera del mueble y yo me puse a sudar. Yo sabía bien que lo que me gustaba ver, pero no tenía la menor idea de cine. A menudo juzgaba las películas por sus carteles y eso unido a mi extravagante gusto me había llevado a ver películas tan extrañas como "El hombre que meó coca cola" o "Scruffie, el perro vampiro".
Temeroso me levanté del sofá y caminé hasta el mueble de las películas. Meticuloso repasé cada una de las múltiples caratulas esperando que por una vez en mi vida mi intuición fuera buena y entonces... la caja elegida se mostró ante mis ojos. El cartel de esta película tenía todo lo que me gustaba: diversión, acción y animales. Sin pensármelo mucho más agarré la cinta, la metí en el reproductor y volví al sofá rezando porque la película fuera parecida a lo que se veía en su portada.

[Sophie]

Se sentó en el sofá junto a Milo una vez que vio que éste había elegido la película. Miró de reojo la portada que había metido y se dio cuenta de que no había visto ésa película antes. El título que logró ver era algo así como "Un papá de pogas pulgas", se notaba divertido, además de que había un perro extraño al frente. Pues sí, a Milo le gustaban los animales, y eso se notaba por la elección que había hecho.
- Jamás he visto esta película - Dijo, refiriéndose a la película que en ese mismo momento comenzaba a reproducirse - Por lo que veo, estará divertida.
Eso es lo que había notado, pues aparte de la portada, la música del comienzo era divertida y algo movida. Aunque aún estuviera empezando, sentía que le iba a gustar, además de que no estaba sola.

((Off: Espero no te disguste mi elección de película ewe))

[Milo]

((Off: Ni siquiera sabía que existía una película que se llamara así))

La película empezó y desde el minuto uno demostró que era bastante animada. Por el momento parecía que mi elección había sido acertada pero tendría que ver toda la película para saberlo con seguridad.
Estaba sentado en la posición del loto sobre el sofá y mirando a la pantalla con una sonrisa gigante que atravesaba toda mi cara. Tenía curiosidad en ver que tal estaba el vídeo pero sobretodo estaba feliz por tener a mi lado a Sophie.

-¡Ese tipo se está convirtiendo en perro! -Exclamé impresionado -No sabía que eso fuera posible... sí lo es, quizás yo también acabe como solo un gato.

[Sophie]

((Off: Umm... supongo que en otros países se llama diferente ._.))

Suspiró calmada al notar que la película había empezado, pero se sintió mucho más calmada aún al ver que Milo la estaba disfrutando. Notó de reojo que el chico sonreía ampliamente, por lo que estaba segura de que no estaba aburrido. Eso era bueno, pues le gustaba ver felices a sus amigos, y no es que tuviera muchos.
Decidió concentrarse en ver la película, sí que era divertida, le hacía sonreír de vez en cuando. De pronto hubo una parte en donde el señor protagonista se convertía en un perro. Volteó a ver a Milo en cuanto escuchó su hablar.
- ¿Tú crees? - Preguntó divertida - Aunque ese señor sólo se volvió perro por ser mordido.
Y era verdad, ella lo había visto. Por otro lado, no imaginaba a Milo como sólo un gato... pero estaba segura de que sería inquieto.
Rió levemente por sus pensamientos, claro que no serían posbiles. Siguió viendo la película y apareció una parte que le hizo muchísima gracia.
- Pjj... -
Se tapó la boca con la mano derecha, como si la estuviera escondiendo, pero en realidad lo hacía para aguantar las ganas de reírse a carcajadas.

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