Re: Entrada gratis [libre]

[Sophie]

Antes de que la mente de Sophie pudiera decidir a qué puerta definitivamente no ir, Milo le habló, diciendo que escuchó algo, a alguien toser, y que era mejor ir a donde el ruido por la persona enferma. La chica sonrió nerviosamente, dándose cuenta enseguida de la situació.
- Ésa debe ser la puerta a la que no debemos ir - Dijo al joven, pero éste ya estaba yendo hacia la puerta indebida - Milo - Le llamó, pero éste parecia despreocupado, mientras que ella, temía que alguien pudiera saltar y tomarla del brazo.
Es verdad que había entrado antes a casas del terror, pero eran diferentes, puesto que sólo tenían un pasillo muy estrecho por donde la gente debía de pasar, en fila. Gracias a eso, siempre se había sentido protegida por las personas de delante y detrás.
Ésta vez era diferente. Lo único que permanecía era la seguridad de siempre, que era reforzada por el chico gato.

[Milo]

Mi mano apenas estaba a apenas unos centímetros de la picaporte cuando pude reaccionar a las palabras de Sophie. Yo pensaba que lo normal sería ir hacia donde pudiera haber gente pero por lo visto eso no era lo que quería la humana. Entonces me giré en redondo y dejé esa puerta. Si Sophie prefería ir por la otra a mi me parecería bien, al fin y al cabo, creo que la muchacha tenía mucho más sentido común que yo.

-Bueno, si crees que esta no es la puerta correcta iremos por el otro lado -Contesté sonriente.

Atravesé la sala esquivando cada prótesis manchada y llegué con Sophie a la otra puerta. Primero pegue mi oreja a la puerta asegurándome de que no habían mas sonidos extraños al otro lado. Tal vez sí se oía algún rumor minúsculo pero no se escuchaba ningún estornudo, respiración o cualquier tipo de sonido que pudiera hacer un humano.

-Parece que por aquí el camino esta libre -Dije queriendo calmar a Sophie y finalmente abrí la puerta.

Como ya había supuesto, al otro lado de la puerta no había nadie. Aquí solo habían escaleras, unas estrechas escaleras de caracol que parecían llevar a algún tipo de sótano. Las paredes a los lados de la escalera y los mismos peldaños sobre los que andábamos simulaban la piedra y junto a unos pequeños candelabros colocados aquí y allá daba la ilusión de que nos habíamos metido en algún tipo de castillo.
Al llegar al final de la escalera nos esperaba una típica cripta. La decoración seguía imitando el estilo medieval de los castillos pero dado que todo era en realidad cartón era evidente que seguíamos en el parque de diversiones.
En mitad de la sala había un gran pedestal y sobre él había un ataúd cerrado.

-Sophie, ¿crees que hay un muerto ahí adentro? -Pregunté lleno de curiosidad.

[Sophie]

Suspiró algo aliviada, el pensar que ahora una de las personas que trabajaban ahí no podría saltarle encima era muy agradable. Que bien que Milo logró escucharla antes de abrir la puerta esa... aunque...
Siguió de cerca al joven, pasando por encima de todas esas partes humanas de goma, hasta llegar a la otra puerta, por la que ella había decidido ir. Milo le dijo que el camino estaba libre, así que se sintió un poco aliviada, pero aún no bajaba la guardia.
Cuando entró a la siguiente habitación ya no se sintió tan calmada. Las escaleras que se encontraban ahí iban hacia abajo, como a un sótano o algo parecido, por lo que evidentemente no era la salida. Tal vez el estornudo que escuchó Milo era de alguien de afuera... ella se había equivocado, o eso pensó, por lo menos. Bajó las escaleras con cierto temor oculto bajo su expresión seria, tomando firmemente la mano del chico.
Y al llegar al final, pudo ver una cripta, con un ataúd sobre un pedestal, que combinaba perfectamente el estilo medieval que llevaba todo, desde las escaleras, hasta el nuevo lugar en donde se encontraban. Milo le preguntó si habría una persona muerta dentro.
- Probablemente, pero seguro que no está muerta realmente... - Pensó en voz alta, mirando fijamente la cripta.
Eso es lo que pensaba, pues era una cripta después de todo. Por un momento pasaron por su mente personas como vampiros, momias y zombies, pero el estilo medieval le hacía confundirse un poco. Pero, cualquiera de las dos cosas que encontraran, serían malas en verdad. Sólo esperaba no tener que abrir aquél ataúd.

[Milo]

Normalmente las respuestas de Sophie tenían la capacidad de desconcertarme, pero pocas lo harían tanto como ésta. Si había alguien dentro del ataúd y no estaba muerta... ¿que estaría haciendo ahí? No me imaginaba muchas cosas que uno pudiera hacer un ataúd aparte de dormir y aun así me parecía raro.
La curiosidad me pudo y al final acabé por acercarme al pedestal. No tramaba nada malo solo quería ver el ataúd un poco más de cerca pero entonces ocurrió algo que no esperaba. La tapa de la caja se abrió con gran fuerza y de dentro se irguió un extraño hombre. Estaba vestido parecido a un muerto pero este tenía la cara pintada de blanco y unos colmillos más largos incluso que los míos. El hecho de que saliera tan de repente me causó tanta impresión que di un brinco hacia atrás, pero todo el susto inicial me duró bastante poco y en menos de tres segundos volvía a estar pegado al ataúd mirando con curiosidad a ese extraño hombre que dormía en el ataúd.

-Vvoy a chuparte la ssangreee -Dijo el hombre con un extrañísimo acento.

-¿Porque vas a hacer eso? -Contesté yo -¿...y porque hablas así?

-Ssoy un vvampiro de transsilvvanniaaa -Respondió volviendo hacer gala de su extrañísimo acento.

-Que raro yo he estado en transilvania y la gente no habla así.

El hombre se tapó la cara con la mano decepcionado y se volvió a meter en su ataúd. Ya desde dentro se le pudo escuchar decir que la puerta de salida estaba detrás del altar.

[Sophie]

El hombre que salió del ataúd la hizo brincar y sacar una pequeña exclamación. Los latidos de su corazón habían aumentado, pues el supuesto vampiro le había sorprendido, a pesar de que ella sospechara lo que podía haber dentro. Pero el susto se le pasó al escuchar hablar al disfrazado, un acento raro, según su punto de vista. Le pareció un poco ridículo el pobre hombre, pero por algo le pagaban.
Por otro lado, Milo no parecía tener temor alguno, sino curiosidad. Al parecer no sabía que había cosas como esas en ése tipo de casas y que las personas actuaban así, seguramente porque dijo que no había entrado nunca en una.
El señor pareció decepcionado en cuanto notó que no infundió miedo alguno, volviéndose a meter en el ataúd, seguro para esperar a que demás gente llegara y sorprenderles. En eso, oyó que el "vampiro" le decía en dónde se encontraba la salda.
- Detrás del altar... - Repitió Sophie, dirigiéndose con prisa al lugar antes mencionado.
Quería salir, es verdad, pues se comenzaba a sentir abrumada de tantas cosas de "terror".

[Milo]

Una puerta de metal se escondía detrás del altar y tras ella había unas escaleras ascendientes que llevaban a un lugar muy luminoso. No era otra cosa que la luz del día pues después de las escaleras solamente estaba el parque. La atracción se había acabado pero solo consiguió traerme una sensación agridulce. La parte positiva es que no había habido ningún problema pero lamentablemente tampoco habíamos experimentado nada que fuera realmente divertido. Durante todo el camino la humana se había mostrado nerviosa y algo preocupada y aunque la vi saltar del susto un par de veces en ningún momento oí su risa. Ojala no estuviera lo suficientemente enfadada como para no darme una segunda oportunidad.

-Lo siento Sophie, pensé que la casa del terror sería un lugar divertido pero creo que simplemente ha sido... raro -Agaché mi cabeza avergonzado e hice una pequeña reverencia de disculpa -He notado que no te lo has pasado muy bien en ese sitio así que te pido disculpas por no haber podido cumplir con la promesa que te hice.

[Sophie]

Una vez afuera, Sophie suspiró tranquilamente, pues ya estaban de nuevo en el parque. Volteó a ver por donde habían salido y pensó que... después de todo no fue tan malo, pues nadie la tocó ni le saltaron encima.
Después de unos momentos de calma, Milo le habló para disculparse, cosa que vio raro al principio, pero luego comprendió que era porque ella había tenido siempre cara seria... pero no era razón para que se disculpara, pues él se había divertido, ¿o no?
- Ah, Milo, no te disculpes - Contestó su disculpa, negando con ambas manos - No fue tan malo y además, tú te has divertido, ¿verdad? - Dijo con una sonrisa pequeña, para hacerlo sentir mejor.
Es verdad que se había asustado varias veces, que había estado nerviosa y a la defensiva, pero le hacía sentir mal el que él se disculpara, pues sentía como si no se hubiera divertido y todo hubiera sido en vano.

[Milo]

La respuesta de Sophie a mi disculpa no alivio mi conciencia en absoluto. Si bien el tono de su voz no parecía demasiado disgustado, la única razón que pudo darme para que no me sintiera mal es que yo me había divertido... y eso no era del todo cierto. Quizás no lo había pasado tan mal como ella en la casa de los horrores pero desde luego la visita no me había parecido divertida. Yo estaba preocupado porque la humana disfrutara y puesto que no lo hizo yo tampoco pude hacerlo, además en la casa todo estaba tan sucio y todo era tan raro que era difícil entender la gracia.
La primera atracción que había escogido fue un error y eso ya no se podía arreglar pero al menos la experiencia había servido para aprender un par de cosas, que "la casa del terror no es la casa de la diversión" y que "no dejes las decisiones importantes a la brújula mágica".

-¿Sabes? quizás lo mejor sería dejar las atracciones por un momento y solo pasear -Propuse algo nervioso evitando responder a su pregunta -Llevamos ya un rato juntos y has sido muy simpática conmigo pero apenas conozco nada de ti aparte de eso y tu nombre así que creo que un paseo nos puede venir bien para hablar. Seguro que si te conozco mejor la próxima vez pueda elegir una mejor atracción para ti.

[Sophie]

A su parecer, el chico no parecía convencido, lo cual le hizo sentir un poco mal. No sabía que hacer ni decir para convencerle que no se preocupada, además, ya lo habían pasado.
Se le quedó mirando sin nada más que hacer, pues realmente estaba pensando qué decir. Estaba a punto de hablar cuando Milo interrumpió sus pensamientos y concentración en sus palabras. Le escuchó atentamente, pues tal vez cambiaría su respuesta.
Sólo hablar y pasear... eso sonaba muy bien para ella, la verdadera razón por la que había ido al parque, con excepción del hablar. Quedó pensativa unos momentos hasta que le miró con una sonrisa.
- Sí, me parece muy bien - Respondió feliz, para después mirar a su alrededor - Ahora que miro, no hay tanta gente como antes, así que sera tranquilo - Dijo antes de mirarlo - Caminemos - Habló con felicidad, pues sí estaba interesada en conocerle un poco mejor.

[Milo]

Por primera vez en todo el tiempo que estuve con la humana esta se vio ilusionada con una propuesta que saliera de mis labios. Bueno, tal vez decir que estaba ilusionada era decir demasiado, pero sin duda se veía mucho más contenta que cuando le dije de ir a una atracción.
Acostumbrado a llevar a Sophie de la mano volví a tomársela con confianza y empecé a caminar sin un rumbo en particular. Efectivamente tal y como ella había dicho ahora había menos gente que antes e incluso se podía respirar algo de tranquilidad. Supongo que el hecho de que la tarde estuviera cayendo tenía algo que ver. En el cielo ya se intuía un hermoso atardecer y dentro de poco nos faltaría luz. Eso a mi no me preocupaba, pero quizás el parque de diversiones acabaría cerrando y eso significaría tener que despedirme de mi compañera.

-No suelo conocer a gente a las que le caiga bien, dicen que soy ruidoso, tonto y problemático. No es que me odien todos pero normalmente nadie quiere pasar mas de cinco minutos conmigo. Yo pienso que estoy mejor sin esa gente que no me aprecia tal como soy pero la verdad es que no me gusta nada estar tan solo -Confesé con algo de pena -Tú me caes bien. Eres amable, tolerante y me has soportado por mas de cinco minutos -Reí levemente con mi propio chascarrillo pero después volví a serenarme -Me gustaría mucho que cuando acabe el día ambos podamos considerarnos amigos porque yo... ya te veo así.

[Sophie]

Sophie comenzó a caminar tranquila agarrada de la mano del joven. Ya se había acostumbrado y no lo sentía extraño, así que no le molestaba para nada.
Muy pronto oscurecería, se notaba en los tonos rojizos y amarillentos del cielo, además de que el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte. A la chica le gustaban mucho los colores que veía, pues siempre le hacían reflexionar sobre diferentes cosas, aunque, prefería cuando era de noche y todo estaba en calma.
Cuando Milo habló, se limitó a escucharlo, y conforme pasaba el tiempo, se formaba una leve sonrisa en sus labios.
- Yo creo que desde que entramos a la casa del terror, nos volvimos amigos - Dijo con la leve sonrisa formada - Y no me pareces tan ruidoso como dices ser - Opinó amablemente, pues aunque lo fuera, no como para molestarle.
No entendía cómo la gente podía juzgar sin conocer bien a la persona, pues hablando con él, era bastante amable y comprensivo.

[Milo]

Saber que la humana ya me consideraba un amigo me trajo una amplia sonrisa para mi rostro pero esta se convirtió en una divertida carcajada en cuanto escuché lo que tenía que decir respecto a mi "ruidosidad". Lo cierto es que cada palabra suya afianzaba mi opinión sobre Sophie, ella era una chica muy simpática y cordial y podía dar gracias de que ahora la tuviera como una amiga.

-Eres muy amable Sophie -Sonreí -¿Sabes? tú eres mi primera amiga en esta ciudad y puesto que eres tan especial he decidido que te voy a hacer un regalo...

Mi sonrisa era sincera y mis intenciones buenas pero tenía un grave problema, mis boca era mucho más rápida que mi cerebro. Había prometido un regalo a mi nueva amiga pero aún no tenía ni idea de que podía ser. A toda prisa rebusque entre mis pertenencias, mi atuendo tenía muchos bolsillos secretos pero en ninguno tenía nada digno de Sophie. Lo más valioso que encontré fue un carrete de hilo dental pero obviamente la humana no lo querría estando casi todo usado...
En este momento tenía dos opciones, o decirle que le daría el regalo en otra ocasión y quedar mal o lo que hice. Sin pensármelo dos veces me eché literalmente sobre la muchacha y la abracé con gran ímpetu.

-Mmm un abrazo... -Dije improvisando -...no es un regalo muy caro pero sí muy valioso.

[Sophie]

Al notar que Milo se encuentra más feliz, no puede evitar el sonreír abiertamente. Y cuando escuchó que era su primera amiga, amablemente. Pensaba cuánto tiempo se la había pasado solo el muchacho, lo que le hacía preocuparse un poco, pues estar solo no es bueno siempre. Lo miró cuando éste le dijo que le haría un regalo.
- No es necesario, Milo - Dijo con una leve sonrisa, pues el agradecimiento estaba en verle feliz y divertirse. Pero el chico comenzó a buscar qué le podría dar.
Ella le observó curiosamente en los momentos en el que él rebuscaba en todos los lugares de su atuendo, pensando si podía tener tantas bolsas. Estaba pensativa, como siempre, a veces se perdía... y gracias a eso, logró procesar lentamente lo que después ocurrió.
Milo la abrazó, y ella se quedó en blanco, parpadeando varias veces; no se lo esperaba.
Hace mucho tiempo que no le abrazaban de esa manera, lo cual le hizo sentirse rara, pero no incómoda, tal vez por que ya no estaba acostumbrada.
- G-Gracias - Dijo una vez que comprendió la situación, correspondiendo levemente el abrazo, pero siendo educada - Es un buen regalo - Río al final, pues las ocurrencias del muchacho le hacían sentir alegre.

[Milo]

Tuve suerte de que mi regalo improvisado le gustara a Sophie. Normalmente a los desconocidos a los que abrazaba me empujaban y me gritaban cuando me echaba encima de ellos, pero esta humana me lo agradeció e incluso lo correspondió abrazándome ella también.
Cuando creí que el abrazo ya estaba durando lo suficiente me separé de ella solo conservando el apretón de manos y volví a caminar. El sol acariciaba el horizonte y hacía este instante un momento muy especial. Lamentablemente alguien tuvo que venir para mandarlo a la porra.

-Vamos críos, el parque esta cerrando...

Escuché a mi espalda y después sentí un desagradable empujón. Giré mi rostro y comprobé que la persona que nos echaba volvía a ser el maleducado hombre vestido de pato espacial. Era cierto que el parque de diversiones estaba cerrando y que por tanto deberíamos irnos pero no tenía porque echarnos de aquí de una manera tan grosera. Además, a los demás visitantes del parque nadie los había empujado ¿porque a mi sí?

[Sophie]

Milo se separó de ella después de unos instantes y caminó tomando la mano de la chica. Sophie se preguntaba en qué momento cerrarían el parque, pues notaba que las personas se estaban yendo ya.
Fue un día bastante interesante, pues conoció a alguien nuevo, que después comprobó que era una agradable persona, a pesar de su carácter despistado. Oh, y al parecer, de nuevo comenzaba a soñar despierta.
Pero, como siempre, algo la interrumpió; sintió que le daban un leve empujón a su acompañante, haciéndolo voltearse, y por consecuente a ella también. El hombre pato astronauta regresó, con su mala cara anterior y con un notorio disgusto hacia Milo. Aquél hombre les avisó que el parque se cerraría, pero de una manera que no agradó a Sophie.
- De acuerdo - Respondió ella con un tono y expresión serias - Pero, por favor, podría ser más educado - Más que una pregunta, fue una petición muy firme.
En verdad, a ese hombre no le habían educado correctamente.

[Milo]

-Ohh ya veo, al gatito le tiene que defender una niñita -El hombre se rió de forma muy grosera, pero no se calló aún -Muchacha, harías bien en dejarle aquí tirado e irte a buscar un amigo que sea humano de verdad porque él no es como nosotros. Él no es más que una mascota mutante y de las peores que puede haber... vagos, irresponsables, problemáticos... ¡son escoria!

Por algún motivo que desconocía, el trabajador del parque tenía claros prejuicios respecto a los de mi especie y aunque al principio podía soportar sus críticas, ésto se había ido de las manos. Estaba claro que Sophie estaba de mi lado pero aquel hombre no paraba de decir cosas horribles de mi y estas eran cada vez más hirientes a medida que se animaba. En un momento dado sentí la irrefrenable necesidad de hacerlo callar y simplemente actué.
Mi pierna se disparó veloz asestando una fortísima patada a la entrepierna del pato astronauta. Las palabras del hombre cesaron en un solo instante, se llevó ambas manos al lugar donde le había golpeado y simplemente cayó de espaldas al suelo adolorido. Yo agarré más fuerte la mano de la humana y salí corriendo de allí directo a la salida. Sabía que había hecho mal. No debí meterme en mas problemas pero es que ese hombre era odioso y se merecía una patada mas que nadie.

[Sophie]

Ese hombre pato la estaba sacando de quicio; era maleducado, muy grosero y realmente desagradable. No entendía cómo una persona podía ser tan así, tan prejuiciosa, porque, después de todo, no conocía a Milo. Es verdad que a otros como él, pero no todos son iguales, es injusto que los pongan en la misma bolsa.
Apenas escuchó sus últimas palabras, le entraron unas ganas de darle una bofetada al pato. Y estaba a punto de hacerlo, pero Milo interrumpió dándole una patada en la entrepierna a aquél hombre. Después, los dos se echaron a correr, aunque, Milo la´tomó de la mano para que ella corriera.
Sophie lo pensó un poco mejor, y se dio cuenta de que tal vez no fue la mejor idea, pero ya no importaba, pues saldrían del parque.
- Tal vez eso no fue una buena idea - Dijo mientras corrían hacia la entrada.
Todo iba a salir bastante bien, iban a irse sin tener que volver a ver al pato y tener problemas... de acuerdo, lo pensó demasiado pronto; cuatro hombres policía se encontraban en la entrada y los veían llegar. Los hombres se dieron cuenta de que algo andaba mal porque los dos corrían de una manera como si estuvieran escapando.
- Ah, Milo... aquéllos hombres... creo que nos van a detener - Avisó preocupada, mirando hacia el frente pero sin dejar de correr junto con el chico, el cual le tomaba de la mano.

[Milo]

Miré de reojo a Sophie cuando me dijo que lo que había hecho no había sido buena idea. Éso lo sabía yo también, sabía que no debí haber resuelto la situación con violencia pues éso solo traería más problemas, pero lo había hecho y ya no podía dar marcha atrás. Ahora solo me quedaba correr con la humana y huir de aquí tan rápido como fuera posible.
la salida estaba ya cerca y todo parecía indicar que nos libraríamos por esa travesura pero a la vuelta de una esquina nos deparaba una desagradable sorpresa. Cuatro hombres de azul (o así los llamaba yo) estaban justo en las puertas del parque y tal como nos miraban estaba claro que iban a por nosotros.

-Sophie no te preocupes, tú confía en mí y yo te libraré de ésto.

Sin esperar un segundo más tiré de la mano de la humana levantando su cuerpo del suelo y cargándolo en mis brazos. Mis pies seguían corriendo a toda prisa camino de las puertas del parque. Los guardias que allí había estaban entrecruzando sus brazos haciendo una cadena para que no los pudiéramos esquivar pero eso no funcionaría conmigo. Al estar a una distancia adecuada dí un gran brinco y salté por encima de esa barrera de guardias y así logrando escapar del parque.

Mi carrera no se detuvo hasta alejarme unas cuantas calles de allí. Puesto que no tenía ningún lugar al que pudiera llamar mi refugio solo me escondí con Sophie en un callejón estrecho y allí me paré.

-Creo que nadie nos ha visto entrar aquí -Dije entre jadeos dejando a la humana de nuevo a salvo en el suelo -Lo siento mucho, te prometí que no te metería en más problemas y lo he vuelto a hacer -Me golpeé repetidas veces la frente con la palma de mi mano -Tonto Milo, ¿porque siempre haces las cosas sin pensar?

[Sophie]

((Off: Lamento la tardanza x_x))

Sophie se sintió tranquila una vez que se alejaron de los policías y pudieron salir del parque sanos y salvos. Había sido un momento de gran adrenalina para ella; no estaba acostumbrada a esas cosas, y menos a estar a una altura considerable del piso. No es que tuviera miedo a las alturas, más bien, le cayó de sorpresa. Dio un gran suspiro mientras apoyó sus manos en sus piernas como descanso, para después mirar al chico mientras le hablaba.
Rió levemente en cuanto miró a Milo golpearse de esa manera, después se incorporó y le miró con una sonrisa.
- Está bien, Milo - Dijo tomando su muñeca, así evitando que el chico se siguiera golpeando - A pesar de todo, me alegra haber ido al parque hoy - Admitió sin dejar de sonreír - Porque nos hicimos amigos - Habló un poco más alegre, soltando la muñeca del chico.
Eso es lo que sentía, estaba siendo sincera. Tal vez habían pasado peligros, pero al final sirvieron para poder conocerse mejor, o eso es lo que ella pensaba.

[Milo]

((Off: No hay nada que lamentar, solo han sido un par de días ^^))

Aunque yo me martirizaba por no haber sido capaz de cumplir la primera promesa que le hice a mi nueva amiga, ella no parecía estar disgustada en absoluto. De hecho, fue ella quien detuvo mi mano para evitar que siguiera golpeándome con ella. Aunque sin querer la hubiera puesto en peligro Sophie parecía valorar mucho más el hecho de que pudiéramos habernos conocido y hacernos amigos. Esas eran unas palabras que ponían muy contento a mi corazón.

-Gracias Sophie, en verdad yo no quería que todo esto pasara -Confesé con una mano en el corazón -Yo solo quería que lo pasaras bien conmigo para que quisieras ser mi amiga y... aunque soy un desastre con patas y rabo... me alegro mucho de haberlo conseguido -Sonreí muy ampliamente -Eres la mejor amiga que he tenido ...y también la mas guapa -Le guiñé un ojo algo bromista aunque no mentía en absoluto -¡Ya sé! ¡Como te has portado tan bien conmigo y me has soportado todo este rato, te voy a invitar a cenar!

[Sophie]

Sophie escuchó atentamente cada palabra del chico, rió en partes, pues cuando la había halagado se lo tomó a broma, después de todo, era su amigo. Se puso un poco seria cuando le escuchó decir lo de la cena, pero depués sonrió levemente.
- Me encantaría, pero... ¿estás seguro de invitarme? - Preguntó para darle a entender que él no tenía dinero, eso se lo había dicho desde el principio y por eso ella le tuvo que pagar la entrada.
Pensándolo bien, podía ser al revés; ella le invitaría a cenar, pero sólo si él accedía. Se quedó un tanto pensativa, pensando en todas las opciones que tenía, pero esa era la más convincente, a su ver. Y de nuevo, se quedó absorta en sus pensamientos.

[Milo]

-Por supuesto que te invitaré. Yo soy un gran chef -Dije orgulloso -En mi tierra me llamaban "il bambino delle orecchie di gatto" -Me detuve un segundo pensativo -...ahora que lo pienso eso no tenía nada que ver con como cocino.

Me encogí de hombros. Por mucho que hubiera hecho una referencia desastrosa si era cierto que sabía cocinar. El único problema es que no tenía el menor medio para hacerlo. No disponía de comida ni dinero para comprarla y por supuesto tampoco tenía casa alguna y por tanto una cocina. Cuando quería comer, normalmente me iba a un supermercado y robaba algo, pero si iba a invitar a esta señorita a comer, esto no sería una opción. Solo me quedaba improvisar.
Miré a un lado y a otro buscando algo y pronto lo hallé. Un enorme contenedor de basura que seguro que estaba repleto de desechos y quizás alguno comestible. Abrí su tapa con la idea de rebuscar en él pero enseguida el horrible olor que emanaba de allí me echó para atrás.

-Aquí solo debe haber comida podrida... -Susurré asqueado -Mmm tengo que conseguir comida y... una cocina -Me rasqué la cabeza como si así se me fuera a ocurrir alguna idea maravillosa pero lamentablemente no fue así -Esto... Sophie -Me giré poniendo cara de niño bueno -¿Tú tienes una casa?

[Sophie]

Escuchó atentamente después de reaccionar. Vaya, no se esperaba que el chico fuera un chef, pues... en realidad no se veía como uno. Sonrió levemente, pensando en qué podría ser bueno cocinando. Pero, después de unos segundos, se dio cuenta de que no había lugar dónde podrían cocinar, ¿acaso él tendría casa? Eso pensaba, hasta que Milo se puso a buscar cosas en uno de los basureros de por ahí cerca que en verdad olía terrible, haciéndole ver que no tenía una casa.
- Eso huele muy mal - Habló con la nariz tapada, pues al parecer, mucha comida podrida se encontraba en aquél basurero.
Después de concentrarse en no oler la pudrición, escuchó la pregunta del joven, la cual le hizo darse cuenta de algo importante.
- Yo... - Comenzó, algo sorprendida, sin destapar la nariz para no oler, lo cual le hizo tener un acento raro - La verdad es que aún no tengo una casa, llegué a la ciudad hace poco y me estoy quedando en un hotel de por aquí - Respondió decepcionada, pues creyó haberlo empeorado - Lo siento - Se disculpó sinceramente, con una reverencia - Aunque, creo que en el hotel hay suficientes cosas en dónde cocinar - Dijo, pensándolo mejor, después de todo, era un hotel - ¿Será eso suficiente? - Preguntó con una leve preocupación, incorporándose un poco para poder mirarlo.

[Milo]

No entendí que se apenara por decirme que vivía en un hotel. Las cocinas de los hoteles eran grandes y siempre están bien provistas. A decir verdad, era mejor incluso que si me hubiera dicho que vivía en una casita ya que si por mala suerte rompiera algún plato ella no tendría que comprarse otro.

-Claro que será suficiente Sophie, será MÁS que suficiente -Contesté alegre poniendo claro énfasis en la palabra "más".

Agarré la mano de la humana y me puse en marcha. Yo no sabía donde estaría su hotel pero seguro que no estaba en este sucio callejón. Solo de vuelta a una calle más grande y limpia dejé que fuera ella quien llevara las riendas para guiarnos hasta su hotel.
La noche ya estaba bien entrada así que el paseo con Sophie resultó bastante tranquilo. Las pocas personas que pasaron a nuestro lado me miraban tan raro como de costumbre pero mientras no fueran tan bordes como el pato astronauta del parque a mi me daría igual.

-Dime Sophie, ¿que te gustaría que te preparara para cenar? -Pregunté a mi amiga -Mi especialidad son los platos de mi tierra pero he aprendido platos de todos los sitios del mundo.

[Sophie]

Sophie se sintió aliviada ya que no había sido tan malo, después de todo. Se incorporó completamente, sonriente, pues se comenzaba a sentir ansiosa de probar la comida que haría Milo. Cuando el joven le tomó la mano para poder andar se dejó, pero luego se dio cuenta de que ella era la que debía de guiar, ya que ella sabía en dónde estaba el hotel. Comenzó a guiar al chico tomándole de la mano, notando cómo algunas personas se le quedaban viendo, pero no le importó mucho.
- Lo que quieras, creo que cualquier platillo será bueno... - Respondió con alegría, pues estaba emocionada, a decir verdad - Me encanta probar comida de otros lados - Admitió con una sonrisa, dándose cuenta de que faltaban algunas calles para llegar, pues no era tan lejos.

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